sábado, 3 de octubre de 2009

Cuando un Amigo se va...

...queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar...


La vida no es como Facebook, donde cualquiera se hace amigo (sin ponerse susceptibles)

Un proverbio árabe dice "Para ser Amigo de alguien, es necesario comer juntos una tonelada de sal." Aparte de la referencia al largo plazo; los adolescentes de los '80 y '90 saben que a veces algunos momentos de la vida nos hacen sentir la amistad con los que comparten los momentos "salados". Estos pueden ser dolorosos o alegres; y el "estar ahí", la fidelidad, el saber que se puede contar con, son valores inseparables de la amistad.

Algunos son compañeros; buenos, malos excelentes o peores... gente con la que compartimos una parte de nuestra vida, y cuando la vida nos separa, no nos queda casi nada. Las adolescentes "inseparables" pocas veces se vuelven a ver.

Los verdaderos Amigos pueden separarse por 5, 10, o 20 años; volver a juntarse, y seguir la conversación como tras un punto y coma. Con hijos, trabajos y mil historias de por medio.

Todos comienzan como compañeros, de estudio, de trabajo, o por casualidad. La convivencia diaria te ayuda a conocer a la gente.

Cuando en un trabajo veo a los que "transpiran la camiseta"; los que son capaces de hacerse odiar para cumplir una orden -aunque no estén de acuerdo con ésta-; los que hacen una y mil propuestas para mejorar aunque no sean atendidos, comprendidos, y/o valorados; los que siguen haciendo propuestas aunque alguien les rechace las de ellos, y acepte lo mismo si lo propone otra persona; los que se suben de traje a un techo un día de lluvia para solucionar un problema de todos; los que cuando todos festejan, cuidan la puerta; los que no duermen una noche de lluvia, "por si un archivo se llueve"; los que quieren mejorar. Aunque a veces "te corten el rostro" con una respuesta, o te den un portazo... Esos son los que yo elijo, porque también fui así, de blancos blancos y negros negros. De principios; de "subir a las cuchillas" si parece necesario. Yo valoro eso. El tratar de hacer lo correcto, el calentarse y callarse.

Pero todo tiene un límite; si no sos comprendido, si no te sentís escuchado, valorado, o hasta querido, si pasan 5, 7 u 11 años y no crecés, si nunca un jefe te dice un sincero "gracias", si te postergan... si los de a tu alrededor se van para mejorar, y vos no mejorás; empezás a mirar para afuera. Y ahí hay valor, porque es fácil cambiar para mejorar. Pero para dar el salto al vacío, para cambiar sin saber por cuánto; se necesita valor. Yo también valoro eso.

Y al encontrar otra realidad, si sentís que pasaste de trabajar más que por lo que te pagan; a ver a jefes jugando al solitario... podés pensar. Esos de los que hablo, no sirven para eso. No se dejan estar. Si aceptan eso, es que sólo eran compañeros. Pero claro que si "hacen talón", aprovechan la oportunidad, cumplen metas personales, y cambian esa realidad o vuelven a cambiar . Esta vez sí, van a mejorar, y a mejorar en grande.

Esos nunca se van, porque aunque se vayan, se quedan en el corazón de cada uno. Esos a los que les hacen una despedida y todos van-aún los que nunca van-; porque todos reconocemos la autenticidad, la sinceridad, y a los que se preocupan por los demás.

Pablo: sólo es un punto y coma; que la vida te dé hijos, trabajo, y mil historias. La vida nos volverá a juntar, queda un tizón encendido.

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